CONTROL DE TERMITAS

ELIMINACIÓN DE TERMITAS

Por primera vez, tenemos a nuestro alcance un método que nos permite eliminar las termitas, allí donde ellas viven. El Sistema de cebos elimina completamente las colonias de termitas subterráneas, utilizando una tecnología de manejo integrado que no causa trastornos en su aplicación. Esta tecnología también permite un control comprobado y protección a largo plazo contra los daños causados por las termitas, todo ello integrado en un único sistema de captura.

Biovida Control Vectorial, expertos en control de plagas (chinches, ratas, insectos voladores, termitas) y desinfección de Covid-19 y otros patógenos. Empresa de ámbito nacional.

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

Termitas subterráneas

se caracterizan por construir los nidos bajo tierra, pertenecen al genero Reticulitermes, están presentes en prácticamente toda la península Ibérica y se han descrito al menos dos especies R. Banyulensis y R. Grassei.

Las termitas subterráneas, poseen nidos o centros reproductores fijos, que suelen encontrarse bajo tierra, desde los cuales, las obreras salen en busca del alimento. Estas termitas requieren más humedad de la que les suministra la madera y este aporte necesario de agua adicional se obtiene principalmente del suelo, aunque también puede ser obtenida de fugas de las cañerías del agua, de condensación, etc. Mientras que las termitas de la madera húmeda y de la madera seca forman pequeñas colonias confinadas exclusivamente en la madera, las colonias de termitas subterráneas suelen ser mucho mayores y pueden constar de un sólo centro reproductor o de varias unidades interconectadas (policálicas).

A causa del gran tamaño de las poblaciones de termitas subterráneas, el daño que causan es mucho mayor que el de las termitas de la madera seca.

Termitas de la madera seca

construyen sus nidos generalmente en los árboles, trozos de madera o en partes de madera obrada, pero siempre sin tener contacto con el suelo. Este grupo lo componen:

  • Kalotermes dispar, especie endémica de las Islas Canarias.
  • Kalotermes flavicollis (Fam. Kalotermitidae) especie nativa de la región Mediterránea.
  • Cryptotermes brevis (Fam. Kalotermitidae) especie originaria del Caribe, y del Sur y Centroamérica que ha sido introducida por el hombre en las Islas Canarias.

 

Los reproductores primarios y las aladas

Los reproductores primarios, inician su vida como individuos alados.

Poseen un tegumento (“piel”) más esclerotizado (“endurecido”) y oscuro que el resto de las castas, así como un par de ojos compuestos y dos ocelos (“ojos simples”) a través de los cuales son atraídos hacia la luz, por ello salen del termitero formando enjambres.

Las alas, más largas que el abdomen, se colocan, en reposo, planas (carácter que las diferencias de las hormigas, que, en reposo, están sobre el abdomen en forma de tejado).

Cuando caen al suelo, se asocian en parejas, rompen las alas por la sutura basal y son los encargados de formar un nuevo nido.

Una vez constituida la pareja real, se procede a la construcción de un nuevo nido. La hembra pone huevos y el macho se queda siempre a su lado, copulando de vez en cuando durante toda la vida. A la hembra se le ensancha el abdomen debido al desarrollo de los ovarios, por lo cuál aumenta notablemente de tamaño, fenómeno que se denomina fisogastria.

La termita reina es el insecto más longevo del reino animal, llegando a vivir 50 años.

Las termitas aladas no aparecen hasta el segundo o tercer año de vida del termitero.

Los reproductores suplementarios o secundarios

Su aparición en la sociedad se da únicamente cuando la población de obreras y soldados es muy alta. Se transforman en reproductores primarios en el caso de que alguno de éstos deba ser sustituido o porque alguna parte de la colonia se haya quedado aislada de la influencia de la pareja real.

Las obreras

Son los individuos más numerosos de la colonia. Su misión es la de agrandar el termitero, buscar comida y alimentar al resto de miembros de la colonia. Son machos y hembras estériles, en los que el aparato reproductor ha detenido su desarrollo en los primeros estadios.
Estos insectos ciegos, de color blanco y cortas patas, poseen mandíbulas muy fuertes y quitinizadas destinadas al trabajo por la comunidad.

Los soldados

Esta casta de termitas tiene un aspecto “grotesco”, ya que su cabeza es muy grande comparada con el resto del cuerpo, está fuertemente esclerotizada a modo de coraza y posee mandíbulas muy desarrolladas. Son machos o hembras estériles y ápteros que han de ser alimentados por las obreras, ya que ellos son incapaces de hacerlo por si mismos. En la cabeza presentan un orificio (fontanela) por el que pueden echar un líquido pegajoso que utilizan contra sus enemigos. Son los defensores de la colonia y si, por ejemplo en la misma se forma un agujero, lo tapan con sus cabezas o bien asustan a sus enemigos abriendo las fuertes mandíbulas o golpeando con ellas las paredes del termitero.

Ciclo biológico

Los nuevos individuos alados de ambos sexos que se producen en la colonia abandonan volando el termitero para dispersarse y buscar una pareja. El encuentro de individuos de ambos sexos se ve facilitado gracias a la presencia de feromonas sexuales que facilitan el emparejamiento. Los individuos de la pareja así formada pierden las alas, e inician la construcción de una pequeña cavidad, la hembra pone huevos y el macho se queda siempre a su lado, copulando de vez en cuando durante toda la vida. A la

hembra se le ensancha el abdomen debido al desarrollo de los ovarios, por lo cuál aumenta notablemente de tamaño, fenómeno que se denomina fisogastria, quedando inmovilizada en la cámara nupcial. Al principio el macho y la hembra son los que mantienen limpio el nido y cuidan los individuos que salen del huevo (larvas), que después de una serie de mudas, se convierten en obreras que se encargarán de construir el termitero definitivo y de alimentar a los padres y a las ninfas de las siguientes generaciones. En las primeras fases de la formación del termitero sólo se producen obreras, y únicamente cuando su número es elevado comienzan a producirse los soldados para la defensa de la colonia, y finalmente los reproductores secundarios.

Alimentación

Las termitas se alimentan de celulosa (maderas, materia vegetal, papel, ropa, etc.) pero no tienen los enzimas necesarios para su digestión. Por esta razón tienen en el intestino posterior, una serie de protozoos flagelados y bacterias simbiontes, sin estos organismos las termitas mueren por inanición.

Las termitas practican un intercambio de alimento boca a boca o ano-boca, hecho que se denomina trofalaxia bucal y anal respectivamente. La trofalaxia rectal se efectúa a petición de un solicitante que estimula al donante con las antenas y entonces éste suelta, por el ano, una gota de líquido que contiene simbiontes.

Daños provocados por las termitas

Aunque las termitas pueden ocasionar daños en cultivos (árboles frutales y muy especialmente viña), masas forestales y árboles ornamentales, nos centraremos en los daños que ocasionan en el ámbito estrictamente urbano.

En este contexto, los materiales que pueden dañar las termitas en busca de alimento son muy variados, no sólo debe incluirse la madera de la estructura de las edificaciones (vigas, tarimas, paneles, marcos de ventanas y puertas, etc.) y del mobiliario del interior, sino también pueden alimentarse de cualquier recubrimiento de madera o papel de las paredes, así como cualquier material que contenga celulosa (papel, libros, cartón, algunos tejidos, etc.).

A modo orientativo, el consumo de madera llevado a cabo por una colonia media de termitas, de un millón de individuos, es de unos 40 gramos por día, lo cual significa que al cabo de un año habrán consumido unos 14 kilos y medio de madera.

Existen otros muchos materiales inorgánicos que las termitas no utilizan para su alimentación, pero que pueden resultar dañados. Las fibras sintéticas utilizadas para la confección de muchos tejidos no son digeribles por las termitas, pero en muchas ocasiones alfombras y otros tejidos fabricados con estas fibras son dañados por la realización de orificios y galerías durante la exploración de las obreras en busca de comida.

Los tubos protectores de los cables ya sean eléctricos, telefónicos, etc. también pueden ser atravesados por estos insectos, con las consiguientes molestias y perjuicios económicos asociados.

A estos importantes daños que provocan las termitas obreras en busca de su alimento, habría que añadir, en menor medida, los perjuicios ocasionales que pueden provocar los sexuados alados durante su salida y formación de enjambres. Estos vuelos pueden interferir la actividad en centros públicos (oficinas, escuelas, etc.), o incluso pueden llegar a contaminar alimentos u otros productos. Sin embargo, los vuelos de los sexuados también pueden jugar un papel importante en el control de este insecto, ya que su aparición acostumbra a ser la primera revelación para el propietario de que su inmueble presenta un ataque de termitas, y genera que se den los primeros pasos para alcanzar su control.

Indicios de la presencia de termitas

Lo primero a que se debe prestar atención es a la madera, pues las termitas pueden “atacarla” formando galerías sin salir al exterior, dejando intacta una ligera capa externa, a veces solamente la pintura, que cede bajo la presión del dedo. Si sale una especie de barrillo, no hay duda, son termitas.

La madera atacada por las termitas tiene el aspecto de las hojas de un libro, por las galerías más o menos paralelas que hacen aprovechando las partes mas blandas de la misma.

A veces hacen unos pequeños orificios, de 1 a 2 mm, para airear el termitero. De estos agujeros cuelgan unos cordones hechos con la misma sustancia utilizada para tapar las galerías, cuya finalidad es permanecer a oscuras.

En zonas al aire libre y, para trasladarse de un lugar a otro, pueden construir tubos del material ya descrito para llegar más rápido a la fuente de alimentación.

Es también conveniente observar la posible existencia de enjambres, o restos de las alas que quedan en el suelo o en ventanas después del enjambrazón o vuelo nupcial.

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